Las energías renovables, además de tener un impacto en el medio ambiente menor que los combustibles fósiles, contribuyen al autoabastecimiento y, por lo tanto, a reducir la dependencia energética de un territorio. La energía solar, la eólica, la hidroeléctrica, la procedente de la biomasa (materia orgánica de origen animal o vegetal), la mareomotriz y la geotérmica son las principales fuentes renovables de energía.
Por cada 20 kilovatios hora de electricidad producidos a partir de energía solar, se dejan de emitir unos 10 kilos de CO2 al año, es decir, se evitarían 250 kilos de dióxido de carbono en 25 años. Además de beneficios medioambientales, las energías renovables ofrecen interesantes ventajas económicas:
- Enfatizan el valor de los recursos naturales locales y reducen la dependencia energética.
- Favorecen la autonomía y la autoproducción.
- Facilitan la descentralización de la producción: la radiación solar, el viento o el agua son recursos disponibles.
- La I+D+i ha acelerado su grado de desarrollo, permitiendo una implementación a gran escala y aproximando su umbral de rentabilidad al de las fuentes convencionales.
Podemos estudiar la conveniencia de aplicar alguno de los métodos de generación en edificios o instalaciones de una mayor escala como ecobarrios e incluso estudiar la autosuficiencia.
