El agua es un bien escaso.
Solamente el 0,007% del agua en el mundo es potable y solemos malgastarla en la
cisterna del váter, el riego del jardín o la limpieza del coche. Por eso existen
varios sistemas de tratamiento de aguas que nos permiten reciclar agua y
racionar mejor su uso.
Tratamiento de aguas pluviales
La recuperación de agua pluvial
consiste en filtrar el agua de lluvia captada en una superficie determinada y
almacenarla en un depósito. Después esta agua se distribuye a través de un
circuito hidráulico independiente de la red de agua potable y se utiliza para
usos domésticos: lavadora, lavavajillas, WC o riego, y siempre con una
instalación sencilla y rápidamente amortizable.
Tratamiento de aguas grises
Las aguas grises son el agua que hemos utilizado en los lavabos y en las duchas. Mediante un proceso de purificación mediante rayos láser, queda totalmente higienizada, y puede reutilizarse para usos de la casa en los que no se requiere de agua potable. Puede aprovecharse por ejemplo, para las limpiezas, el riego del jardín o la cisterna del váter, que es un gran desperdiciador del agua potable.
Para disponer de este sistema de reciclaje, es necesario disponer de más de un circuito hidráulico en la casa, para poder separar el agua potable, el agua reciclable y el agua reciclada. La complejidad de la obra aconseja que el sistema se instale cuando la casa está aún en construcción, para evitar los costes de abrir paredes, etc.
Tratamiento de aguas residuales
Las aguas residuales son aquellas
prevenientes de las cloacas y la cocina. Al igual que sucede con los sistemas
de depuración de aguas en las ciudades, las viviendas o edificios pueden
instalar su sistema propia de reciclaje de aguas residuales. Solamente se
necesita un sistema de reciclaje acoplado a la fosa séptica que actúa como una
auténtica depuradora: se separa el agua de materias gruesas y se realiza un
tratamiento biológico para conseguir agua limpia – no potable- apta para el
riego o el uso en electrodomésticos.