Incluso los colegios profesionales comentan la necesidad
de rebajar los honorarios. De todas formas o se suben al carro otros intervinientes
en el proceso constructivo o este esfuerzo que estamos dispuestos a hacer los técnicos
servirá de poco.
Tendría que definirse un tipo de arquitectura low cost para algunos tipos de edificio.
Fenómenos como el de Zara, Ikea, Ryanair
o Dacia han revolucionado sus sectores y aun aceptando que no todo son ventajas
lo cierto es que han hecho accesibles a amplias capas de la población productos
de diseño correcto, prácticos y baratos.
¿Qué
podemos hacer para simplificar el proceso constructivo?
La Administración tiene buena parte de las herramientas. Disponemos de una de las
normativas más exigentes del mundo, que en el momento de boom fue el orgullo de
muchos profesionales y sobre todo de políticos. De la administración deberíamos
exigir la simplificación del proceso en lo que se refiere al CTE. Evidentemente
no estamos propugnando una rebaja en la seguridad o una mala gestión de residuos,
simplemente decimos que debería ser distinto construir un rascacielos de construir
una casa en una planta en terreno llano.
Finalmente nos gustaría hacer mención de la autoconstrucción.
Aquellos procesos de los años 50 o 60 de
construcción indiscriminada evidentemente deben evitarse pero para ciertos tipos
de edificio, de gran simplicidad podía pensarse en un tipo de autoconstrucción asistida por un técnico.
De esta manera no solo haríamos accesible la construcción de una vivienda a amplias
capas de la población sino que además incentivaríamos a los fabricantes de materiales
a la búsqueda de alternativas y a la simplificación de unos procesos que son excesivamente
artesanales.
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